La piel sensible es un síndrome bastante difícil de definir
y diagnosticar ya que no existen síntomas objetivos y el diagnóstico se basa en
la autoevaluación.
En España la prevalencia es muy elevada y afecta más a las
mujeres que a los hombres (35% mujeres frente
al 28% hombres ). Afecta al 50% de la población
europea.
A la “piel sensible” también se la conoce como “piel
intolerante”, “piel reactiva” o “piel hiperexcitable” y no es lo mismo que una
piel alérgica (en este caso hay un desencadenante inmunológico).
Se pueden resumir en 7 los puntos que te ayudarán a saber si
tienes la piel sensible:
1. En primer
lugar debes saber que depende de cada persona el describir o no su piel como
“sensible”. Es decir, es una sensación
subjetiva.
No existe una única definición para describir la piel
sensible. A lo largo de los años se han ido proponiendo y a la vez combinando
muchas definiciones y se puede decir que tienes la piel sensible si frente a
ciertos estímulos (entre ellos climáticos (frío, sol,…), cosméticos, algunos
alimentos (picantes, alcohol, café,…)) tu piel se resiente mientras que una
piel normal no reacciona.
2. Si tienes una sensación más o menos constante de picazón,
ardor, escozor y tirantez probablemente tengas la piel sensible.
Estos signos donde más se manifiestan son en la cara pero
también en las manos, cuero cabelludo, pies, cuello, torso y espalda.
En la cara es donde más se expresan debido a que la barrera
cutánea es más delgada, hay multitud de terminaciones nerviosas y es la zona
más expuesta de nuestro cuerpo.
Dentro de la cara el pliegue nasolabial es la parte más
sensible debido a que es una zona muy inervada, con alto número de folículos
pilosos y glándulas sudoríparas y con una capa córnea muy permeable. Le siguen
las mejillas, barbilla, frente y labio superior. También el cuero cabelludo.
3. Puedes tener
los síntomas arriba descritos (picor, ardor, escozor, tirantez) y tu piel
parecer “sana” a simple vista, es decir que no hay eritema (enrojecimiento que
desaparece momentáneamente cuando, por ejemplo, apretamos un poco con el dedo),
telangiectasias (vasos sanguíneos estrechos y superficiales pero que están
dilatados y se ven a simple vista (rojeces)) y descamación. No es lo más frecuente.
Es más habitual que exista alguna enfermedad cutánea asociada tipo acné, eccema de contacto, rosácea,
psoriasis, dermatitis atópica, dermatitis seborreica o vitíligo. Y en estos
casos es más difícil saber si la piel sensible es debida a la enfermedad o no
está relacionado con ella.
4. Los tipos de
piel sana se dividen en seca, grasa, normal o mixta y cualquiera de ellos puede
ser sensible aunque es cierto que es más frecuente que lo sea la piel seca. A una piel seca le faltan
lípidos, es decir tiene bajo contenido en grasas. Esto quiere decir que tiene
más facilidad para deshidratarse porque tiene menos poder para retener agua,
que a su vez se evapora más fácilmente. Al estar menos hidratada la piel se
reseca, se descama, se va perdiendo la función protectora que tiene y es más
fácil que penetren sustancias que la irritan.
5. Otro factor
que se asocia con la piel sensible es la pigmentación.
Personas con pigmentación reducida son más propensas a tener la piel sensible.
En concreto aquellos con fototipo I:
cabello pelirrojo, ojos azules, piel muy blanca, nunca se broncean y siempre se
queman.
6. Puedes notar
irritación después de aplicar
determinados cosméticos (en el caso de las mujeres) o después del afeitado (en el caso de los hombres ).
Ambos pueden ser desencadenantes de piel sensible.
En el caso de los cosméticos muchas formulaciones incorporan
alcohol, propilenglicol, butilengicol, cocamidopropilbetaína, trietanolamina,
resorcina, ácido tricloroacético (TCA) y alfahidroxiácidos (AHA). Según su concentración
pueden ser más o menos irritantes y agravar los cuadros de piel sensible.
El uso de determinados
medicamentos como son los corticoides tópicos también puede empeorar la
piel sensible. Cuando se aplican de forma continuada provocan que la piel se
vaya volviendo cada vez más frágil y aparezca un eritema crónico que favorezca
la intolerancia a productos cosméticos y a su vez provoque reacciones de piel
sensible en esa zona.
7. Por último
puedes notar tu piel sensible frente a factores
climáticos como son el frío, viento, sol, calor, contaminación y aire
acondicionado. En este caso ocurren los mismos síntomas que en el punto 2,
es decir puedes notar con el frío/
viento/ sol/…que tu piel está tirante, te escuece, te pica o incluso sensación
de ardor. Con condiciones climáticas extremas (mucho frío en invierno y mucho
sol y calor en verano) la piel se deshidrata y seca, lo que favorece que se
manifiesten las características de la piel sensible.
Lo mismo ocurre si realizamos duchas excesivas (frecuente en
verano), abusamos de los productos de higiene o cosméticos con activos que
pueden ser irritantes, dietas ricas en especias, alcohol o café.
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