3 nov 2014

7 puntos para reconocer si tienes la piel sensible

La piel sensible es un síndrome bastante difícil de definir y diagnosticar ya que no existen síntomas objetivos y el diagnóstico se basa en la autoevaluación.
En España la prevalencia es muy elevada y afecta más a las mujeres que a los hombres (35% mujeres frente al 28% hombres). Afecta al 50% de la población europea.

A la “piel sensible” también se la conoce como “piel intolerante”, “piel reactiva” o “piel hiperexcitable” y no es lo mismo que una piel alérgica (en este caso hay un desencadenante inmunológico).



Se pueden resumir en 7 los puntos que te ayudarán a saber si tienes la piel sensible:


1. En primer lugar debes saber que depende de cada persona el describir o no su piel como “sensible”. Es decir, es una sensación subjetiva. 
No existe una única definición para describir la piel sensible. A lo largo de los años se han ido proponiendo y a la vez combinando muchas definiciones y se puede decir que tienes la piel sensible si frente a ciertos estímulos (entre ellos climáticos (frío, sol,…), cosméticos, algunos alimentos (picantes, alcohol, café,…)) tu piel se resiente mientras que una piel normal no reacciona.

2. Si tienes una sensación más o menos constante de picazón, ardor, escozor y tirantez probablemente tengas la piel sensible.
Estos signos donde más se manifiestan son en la cara pero también en las manos, cuero cabelludo, pies, cuello, torso y espalda.
En la cara es donde más se expresan debido a que la barrera cutánea es más delgada, hay multitud de terminaciones nerviosas y es la zona más expuesta de nuestro cuerpo.
Dentro de la cara el pliegue nasolabial es la parte más sensible debido a que es una zona muy inervada, con alto número de folículos pilosos y glándulas sudoríparas y con una capa córnea muy permeable. Le siguen las mejillas, barbilla, frente y labio superior. También el cuero cabelludo.

3. Puedes tener los síntomas arriba descritos (picor, ardor, escozor, tirantez) y tu piel parecer “sana” a simple vista, es decir que no hay eritema (enrojecimiento que desaparece momentáneamente cuando, por ejemplo, apretamos un poco con el dedo), telangiectasias (vasos sanguíneos estrechos y superficiales pero que están dilatados y se ven a simple vista (rojeces)) y descamación. No es lo más frecuente. Es más habitual que exista alguna enfermedad cutánea asociada tipo acné, eccema de contacto, rosácea, psoriasis, dermatitis atópica, dermatitis seborreica o vitíligo. Y en estos casos es más difícil saber si la piel sensible es debida a la enfermedad o no está relacionado con ella.

4. Los tipos de piel sana se dividen en seca, grasa, normal o mixta y cualquiera de ellos puede ser sensible aunque es cierto que es más frecuente que lo sea la piel seca. A una piel seca le faltan lípidos, es decir tiene bajo contenido en grasas. Esto quiere decir que tiene más facilidad para deshidratarse porque tiene menos poder para retener agua, que a su vez se evapora más fácilmente. Al estar menos hidratada la piel se reseca, se descama, se va perdiendo la función protectora que tiene y es más fácil que penetren sustancias que la irritan.

5. Otro factor que se asocia con la piel sensible es la pigmentación. Personas con pigmentación reducida son más propensas a tener la piel sensible. En concreto aquellos con fototipo I: cabello pelirrojo, ojos azules, piel muy blanca, nunca se broncean y siempre se queman.

6. Puedes notar irritación después de aplicar determinados cosméticos (en el caso de las mujeres) o después del afeitado (en el caso de los hombres). Ambos pueden ser desencadenantes de piel sensible.
En el caso de los cosméticos muchas formulaciones incorporan alcohol, propilenglicol, butilengicol, cocamidopropilbetaína, trietanolamina, resorcina, ácido tricloroacético (TCA) y alfahidroxiácidos (AHA). Según su concentración pueden ser más o menos irritantes y agravar los cuadros de piel sensible.
El uso de determinados medicamentos como son los corticoides tópicos también puede empeorar la piel sensible. Cuando se aplican de forma continuada provocan que la piel se vaya volviendo cada vez más frágil y aparezca un eritema crónico que favorezca la intolerancia a productos cosméticos y a su vez provoque reacciones de piel sensible en esa zona.

7. Por último puedes notar tu piel sensible frente a factores climáticos como son el frío, viento, sol, calor, contaminación y aire acondicionado. En este caso ocurren los mismos síntomas que en el punto 2, es decir puedes notar  con el frío/ viento/ sol/…que tu piel está tirante, te escuece, te pica o incluso sensación de ardor. Con condiciones climáticas extremas (mucho frío en invierno y mucho sol y calor en verano) la piel se deshidrata y seca, lo que favorece que se manifiesten las características de la piel sensible.


Lo mismo ocurre si realizamos duchas excesivas (frecuente en verano), abusamos de los productos de higiene o cosméticos con activos que pueden ser irritantes, dietas ricas en especias, alcohol o café.

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